El buen párroco, ó respuesta a las objeciones populares contra la religion. / Por M. B. D´Exauvillez Obra que ha merecido el premio del concurso propuesto por la Propagacion General de los buenos libros de Paris

Por: Boistel D'Exauvillez, Philippe-Irénée, (1786-1862)Tipo de material: TextoTextoDetalles de publicación: Madrid : Bblioteca Catolica Popular, 1845Edición: Traducido de la octava edicion francesaDescripción: 352 p.; 17 cmTema(s): -- Teología pastoral
Contenidos:
Tabla de las materias contenidas en este libro Carácter de los habitantes de Bomel 5 Carácter de M. Vincent, nombrado párroco de Bomel 6 Primera salida de M. Vincent por el pueblo. Es insultado públicamente. Asombra á sus enemigos por su confianza y dulzura 11 Carácter de M. Dumont, alcalde de Bomel 15 Visita del cura en casa del alcalde para destruir todas las prevenciones de éste contra la religión; le prueba que los hombres mas instruidos han creido siempre en ella. Le hace conocer como su respuesta, de que el infierno no sería bastante grande para contener á todos los condenados, no es mas que una mala burla. Le prueba la verdad de la religion por la inutilidad de los esfuerzos que constantemente han sido dirigidos contra ella. Le hace comprender por medio de una comparacion, cuan ridículo es referirse á los sentimientos de otros, por instruidos que sean, si su instruccion es extraña á la ciencia en la cual les tomamos por guía. Le desengaña de la confianza que le inspiraba la conducta de la generalidad, probandole por la suya á la hora de la muerte, que los incrédulos no aparecen como tales, sino para entregarse más comodamente á sus pasiones. Le prueba por la enormidad de los castigos con que es amenazado el impío, y por la grandiosidad de las recompensas prometidas al hombre religioso, que aún en la incertidumbre de la verdad de la religion, el partido más prudente sería comportarse como si fuera cierta. Pues bien, ¿cuánto más prudente no es asegurarse de su verdad para obrar despues con conocimiento? El alcalde se convence de sus razones y promete escuchar sus instrucciones 20 Conspiracion de los habitantes de Bomel, reunidos en casa del teniente alcalde contra su párroco. La inesperada visita de éste desconcierta sus proyectos. Responde por la explicacion de los servicios que prestan los sacerdotes á las acusaciones que les dirigen, fundadas en la mala conducta de algunos 44 Queriendo Tomás volver a su mujer mas prudente, va á rogar al cura que la vuelva devota. Éste le desengaña de la opinion de que la religion no es buena mas que para las mujeres. Habiendo ido á verle otros muchos habitantes de la aldea, les leyó la parábola del huérfano indócil é hizo así recaer la conversacion sobre el infierno. Es mucho más prudente pensar en él de antemano, que no tener que temerle á la hora de la muerte. Puede haber seguridad de su existencia, sin haber visto á nadie que haya vuelto de él. Pero antes de llegar á esta certeza, hay otras verdades que es preciso reconocer antes. Existencia de Dios probada por la necesidad de un criador del primer hombre, y de todo cuanto existe en la naturaleza. La reconocida necesidad de su existencia nos dispensa de comprender como existe. La superioridad de su naturaleza nos da la razon de nuestra insuficiencia en concebirla. No tenemos necesidad de verle con nuestros propios ojos para asegurarnos de que existe; sus obras lo anuncian bastante á nuestra inteligencia. Si se mostrara muy á las claras, nuestra fé no tendría mérito, y no habría lugar á las recompensas que nos destina. El consentimiento universal de todos los hombres, de todos los silos y de todos los pueblos en reconocer un Dios, prueba indudablemente su existencia. Este consentimiento universal no es un efecto de la política de los sacerdotes ni de los reyes, ni mucho menos un resultado del miedo de los hombres 62 Muchos motivos que estableen la confianza que merecen los sacerdotes. Conformidad de los signos de la religion con los de la razon. Necesidad de una una religion exterior. No puede haber mas que una religion verdadera. Si Jesucristo es Dios, la religion que ha establecido es necesariamente la verdadera 97 Si J. C. ha sido profetizado, y si todas las predicciones hechas sobre él, han sido cumplidas en su persona, indudablemente es Dios. Jesucristo ha sido profetizado. Los libros del antiguo Testamento lo prueban. Estos libros son auténticos. J. C. ha realizado todas las condiciones por las cuales debía ser reconocido. Los libros del nuevo Testamento dan fé de ello. Estos libros son auténticos: 1º porque estan escritos por los apóstoles, testigos de los milagros de Jesucristo: 2º porque los apóstoles no han podido equivocarse en lo que han escrito: 3º porque no han podido querer engañarnos. Tenemos otra prueba de su divinidad en los milagros que Dios les ha permitido obrar. Respuesta á la objecion de que los judíos que han visto los milagros de Jesucristo, no le han reconocido sin embargo. La ignorancia no es suficiente motivo para no creer en la religion. No basta ser hombre honrado, es menester ser cristiano 127 Verdad de la religion probada por la imposibilidad de su establecimiento sin la intervencion de un Dios. Por su perpetuidad no obstante los ataques de los impíos, y el interés de los hombres en rechazarla si fuera solamente dudosa. Respuesta á la objecion del gran número de incrédulos 142 La verdad de la religion una vez reconocida, obliga á convenir en la verdad de la existencia del infierno. Si el infierno parece contrario á la bondad de Dios, es conforme á s justicia. Distincion entre los pecados veniales, que serán castigados por los fuegos pasageros del purgatorio, los pecados mortales, que serán castigados por los fuegos eternos del infierno. Razón de la eternidad de las penas del infierno. Comparacion que prueba que la justicia humana tiene también sus faltas que no puede borrar el tiempo. Naturaleza de las penas del infierno. La sola privacion de las delicias del cielo será un suplicio atroz para los condenados; comparacion que pone en claro esta verdad 165 Historia de los habitantes de Ensbruck, que de un palpable ejemplo del bien que la religion proporcionaría á los hombres, si quisieran seguir fielmente sus mandatos. Si es dificil resistir á las burlas de los incrédulos. El que tome esta determinacion tendrá felices resultados 184 M. Vincent refuta una carta escrita de París contra la religion. Si siempre se ha creido en la existencia de un Dios, es porque ha habido buenas razones para ello. Estas razones subsisten todavia. La religion no es una institucion política. Los periódicos contrarios á la religion hablan mucho contra los sacerdotes, pero no prueban nada de lo que afirman. Razones porque estos periodicos tienen tantos lectores. Inconsecuencia de los que adoptan sin examen todo lo que puede ser favorable á la incredulidad, y creen poder destruir por medio de injurias y burlas las pruebas contrarias que resultan de la conducta de un gran número de personas muy instruidas. Los ejemplos que invocan los incrédulos, merecen bien poco confianza, puesto que son dados por personas incapaces de dar una explicacion de su conducta. Refutacion de la opinion que Dios es demasiado grande para que puedan ofenderle nuestras faltas. Su infinidad le da los medios de conocerlo todo sin trabajo alguno. Sería el colmo de la ingratitud apoyarse en su bondad para ofenderle, y esta bondad no sería más que una ridícula debilidad, si le impidiese castigar al que hubiera hecho este razonamiento. No es indispensable saber si las prácticas de la religión son penosas, pues basta conocer si la religion es verdadera. Tiene pruebas que están al alcance de los hombres menos instruidos. Los dispendios que hacen los gobiernos para subvenir a sus gastos prueban que es necesaria. La necesidad de una religion prueba que ha una verdadera. Respuestas á las objeciones contra los misterios en general, y en particular contra el de la Eucaristía 224 Principales deberes del cristiano. Algunos minutos para rogar á Dios por la mañana y noche, bastan á aquel que no puede dedicar mas tiempo sin perjudicar á su trabajo. Hay otra especie de rezo aun menos molesto y mas meritorio. Los divinos oficios no duran todo el día los domingos y dias de fiesta. Es posible divertirse honradamente en la taberna, pero la frecuentacion de estos lugares es perniciosa por las ocasiones de cometer el mal, que allí comunmente se encuentra. Es mas prudente abstenerse de ir. La obligacion de ir á confesar es dura, pero es indispensable. Respuesta á la objecion de lo ridículo que se cree revelar sus secretos á un hombre como los demás. No son los sacerdotes quienes han establecido la confesion, sino que fue instituida por J. C.; muchos motivos de confianza en la discrecion de los confesores. Necesidad del ayuno y abstinencia. La Iglesia ha dado poder á sus ministros para dispensar de él a aquellos que no puedan observarle sin graves inconvenientes. Medios de suplirle. Necesidad de la autoridad de la Iglesia. Ja recibido su autoridad de J. C. Las acciones que la religion nos veda son aquellas que harían nuestra desgracia ó la de los demás. Explicación del dogma fuera de la Iglesia no hay salvacion 269 Fragilidad de las virtudes y de la felicidad de un hombre sin religión, probada por la historia de Lorenzo y Jacobo. Discurso de M. Vincent en el que explica las desgracias que son consecuencia inevitable e la mala conducta, y los seguros bienes que proporciona la religion 293 Medios que emplea M. Vincent para atraer á sus feligreses á una verdadera conversion. Historia de Bastien 312 Todos los habitantes de Bomel se convierten sinceramente á Dios 334

Anteportada

Ejemplar repetido BH31170 procedente de S. Esteban, Salamanca
Ex libris: Imprenta, librería y almacen de papel de Don E. Baeza. calle Real n. 42 Segovia
A mano: Es para el uso de Fr. Juan Pueyo

Tabla de las materias contenidas en este libro Carácter de los habitantes de Bomel 5 Carácter de M. Vincent, nombrado párroco de Bomel 6 Primera salida de M. Vincent por el pueblo. Es insultado públicamente. Asombra á sus enemigos por su confianza y dulzura 11 Carácter de M. Dumont, alcalde de Bomel 15 Visita del cura en casa del alcalde para destruir todas las prevenciones de éste contra la religión; le prueba que los hombres mas instruidos han creido siempre en ella. Le hace conocer como su respuesta, de que el infierno no sería bastante grande para contener á todos los condenados, no es mas que una mala burla. Le prueba la verdad de la religion por la inutilidad de los esfuerzos que constantemente han sido dirigidos contra ella. Le hace comprender por medio de una comparacion, cuan ridículo es referirse á los sentimientos de otros, por instruidos que sean, si su instruccion es extraña á la ciencia en la cual les tomamos por guía. Le desengaña de la confianza que le inspiraba la conducta de la generalidad, probandole por la suya á la hora de la muerte, que los incrédulos no aparecen como tales, sino para entregarse más comodamente á sus pasiones. Le prueba por la enormidad de los castigos con que es amenazado el impío, y por la grandiosidad de las recompensas prometidas al hombre religioso, que aún en la incertidumbre de la verdad de la religion, el partido más prudente sería comportarse como si fuera cierta. Pues bien, ¿cuánto más prudente no es asegurarse de su verdad para obrar despues con conocimiento? El alcalde se convence de sus razones y promete escuchar sus instrucciones 20 Conspiracion de los habitantes de Bomel, reunidos en casa del teniente alcalde contra su párroco. La inesperada visita de éste desconcierta sus proyectos. Responde por la explicacion de los servicios que prestan los sacerdotes á las acusaciones que les dirigen, fundadas en la mala conducta de algunos 44 Queriendo Tomás volver a su mujer mas prudente, va á rogar al cura que la vuelva devota. Éste le desengaña de la opinion de que la religion no es buena mas que para las mujeres. Habiendo ido á verle otros muchos habitantes de la aldea, les leyó la parábola del huérfano indócil é hizo así recaer la conversacion sobre el infierno. Es mucho más prudente pensar en él de antemano, que no tener que temerle á la hora de la muerte. Puede haber seguridad de su existencia, sin haber visto á nadie que haya vuelto de él. Pero antes de llegar á esta certeza, hay otras verdades que es preciso reconocer antes. Existencia de Dios probada por la necesidad de un criador del primer hombre, y de todo cuanto existe en la naturaleza. La reconocida necesidad de su existencia nos dispensa de comprender como existe. La superioridad de su naturaleza nos da la razon de nuestra insuficiencia en concebirla. No tenemos necesidad de verle con nuestros propios ojos para asegurarnos de que existe; sus obras lo anuncian bastante á nuestra inteligencia. Si se mostrara muy á las claras, nuestra fé no tendría mérito, y no habría lugar á las recompensas que nos destina. El consentimiento universal de todos los hombres, de todos los silos y de todos los pueblos en reconocer un Dios, prueba indudablemente su existencia. Este consentimiento universal no es un efecto de la política de los sacerdotes ni de los reyes, ni mucho menos un resultado del miedo de los hombres 62 Muchos motivos que estableen la confianza que merecen los sacerdotes. Conformidad de los signos de la religion con los de la razon. Necesidad de una una religion exterior. No puede haber mas que una religion verdadera. Si Jesucristo es Dios, la religion que ha establecido es necesariamente la verdadera 97 Si J. C. ha sido profetizado, y si todas las predicciones hechas sobre él, han sido cumplidas en su persona, indudablemente es Dios. Jesucristo ha sido profetizado. Los libros del antiguo Testamento lo prueban. Estos libros son auténticos. J. C. ha realizado todas las condiciones por las cuales debía ser reconocido. Los libros del nuevo Testamento dan fé de ello. Estos libros son auténticos: 1º porque estan escritos por los apóstoles, testigos de los milagros de Jesucristo: 2º porque los apóstoles no han podido equivocarse en lo que han escrito: 3º porque no han podido querer engañarnos. Tenemos otra prueba de su divinidad en los milagros que Dios les ha permitido obrar. Respuesta á la objecion de que los judíos que han visto los milagros de Jesucristo, no le han reconocido sin embargo. La ignorancia no es suficiente motivo para no creer en la religion. No basta ser hombre honrado, es menester ser cristiano 127 Verdad de la religion probada por la imposibilidad de su establecimiento sin la intervencion de un Dios. Por su perpetuidad no obstante los ataques de los impíos, y el interés de los hombres en rechazarla si fuera solamente dudosa. Respuesta á la objecion del gran número de incrédulos 142 La verdad de la religion una vez reconocida, obliga á convenir en la verdad de la existencia del infierno. Si el infierno parece contrario á la bondad de Dios, es conforme á s justicia. Distincion entre los pecados veniales, que serán castigados por los fuegos pasageros del purgatorio, los pecados mortales, que serán castigados por los fuegos eternos del infierno. Razón de la eternidad de las penas del infierno. Comparacion que prueba que la justicia humana tiene también sus faltas que no puede borrar el tiempo. Naturaleza de las penas del infierno. La sola privacion de las delicias del cielo será un suplicio atroz para los condenados; comparacion que pone en claro esta verdad 165 Historia de los habitantes de Ensbruck, que de un palpable ejemplo del bien que la religion proporcionaría á los hombres, si quisieran seguir fielmente sus mandatos. Si es dificil resistir á las burlas de los incrédulos. El que tome esta determinacion tendrá felices resultados 184 M. Vincent refuta una carta escrita de París contra la religion. Si siempre se ha creido en la existencia de un Dios, es porque ha habido buenas razones para ello. Estas razones subsisten todavia. La religion no es una institucion política. Los periódicos contrarios á la religion hablan mucho contra los sacerdotes, pero no prueban nada de lo que afirman. Razones porque estos periodicos tienen tantos lectores. Inconsecuencia de los que adoptan sin examen todo lo que puede ser favorable á la incredulidad, y creen poder destruir por medio de injurias y burlas las pruebas contrarias que resultan de la conducta de un gran número de personas muy instruidas. Los ejemplos que invocan los incrédulos, merecen bien poco confianza, puesto que son dados por personas incapaces de dar una explicacion de su conducta. Refutacion de la opinion que Dios es demasiado grande para que puedan ofenderle nuestras faltas. Su infinidad le da los medios de conocerlo todo sin trabajo alguno. Sería el colmo de la ingratitud apoyarse en su bondad para ofenderle, y esta bondad no sería más que una ridícula debilidad, si le impidiese castigar al que hubiera hecho este razonamiento. No es indispensable saber si las prácticas de la religión son penosas, pues basta conocer si la religion es verdadera. Tiene pruebas que están al alcance de los hombres menos instruidos. Los dispendios que hacen los gobiernos para subvenir a sus gastos prueban que es necesaria. La necesidad de una religion prueba que ha una verdadera. Respuestas á las objeciones contra los misterios en general, y en particular contra el de la Eucaristía 224 Principales deberes del cristiano. Algunos minutos para rogar á Dios por la mañana y noche, bastan á aquel que no puede dedicar mas tiempo sin perjudicar á su trabajo. Hay otra especie de rezo aun menos molesto y mas meritorio. Los divinos oficios no duran todo el día los domingos y dias de fiesta. Es posible divertirse honradamente en la taberna, pero la frecuentacion de estos lugares es perniciosa por las ocasiones de cometer el mal, que allí comunmente se encuentra. Es mas prudente abstenerse de ir. La obligacion de ir á confesar es dura, pero es indispensable. Respuesta á la objecion de lo ridículo que se cree revelar sus secretos á un hombre como los demás. No son los sacerdotes quienes han establecido la confesion, sino que fue instituida por J. C.; muchos motivos de confianza en la discrecion de los confesores. Necesidad del ayuno y abstinencia. La Iglesia ha dado poder á sus ministros para dispensar de él a aquellos que no puedan observarle sin graves inconvenientes. Medios de suplirle. Necesidad de la autoridad de la Iglesia. Ja recibido su autoridad de J. C. Las acciones que la religion nos veda son aquellas que harían nuestra desgracia ó la de los demás. Explicación del dogma fuera de la Iglesia no hay salvacion 269 Fragilidad de las virtudes y de la felicidad de un hombre sin religión, probada por la historia de Lorenzo y Jacobo. Discurso de M. Vincent en el que explica las desgracias que son consecuencia inevitable e la mala conducta, y los seguros bienes que proporciona la religion 293 Medios que emplea M. Vincent para atraer á sus feligreses á una verdadera conversion. Historia de Bastien 312 Todos los habitantes de Bomel se convierten sinceramente á Dios 334

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