Confesiones de San Agustin / traducidas por el R. P. Fr. Eugenio Zeballos del órden del Santo. Tomo I

Por: Agustín, San, (354-430) [Obispo de Hipona ]Colaborador(es): Zeballos, Eugenio ed | Planas, E. d [ dib.] | Alabern, P [grab]Tipo de material: TextoTextoSeries Librería religiosa ; Tomo VIIIDetalles de publicación: [Barcelona :] Librería religiosa, [Imprenta de Pablo Riera] 1849Descripción: 340, p. [1] h. de lám. ; 15 cmTema(s): Agustin, Santo, Obispo de Hipona, (354-430). Confessiones
Contenidos:
Índice LIBRO I Prólogo 5 Reconociendo Agustín la grandeza y majestad de Dios, se enciende en deseos de alabarle 19 Que Dios está en el hombre, y el hombre de Dios 22 Como Dios está todo en todas partes 24 Que la majestad y perfecciones de Dios son inexplicables 26 Pide Agustín á Dios perdón de sus pecados 28 Describe Agustín su infancia, y alaba la eternidad y Providencia divina 31 Que aun la primera edad de la infancia no está libre de pecados 37 Del modo con que aprendió á hablar cuando llegó á la niñez 42 Del aborrecimiento que los muchachos tienen al estudio, amor al juego y temor al castigo 45 Como por amor al juego no se aplicaba al estudio 49 Afligido con una enfermedad pide el bautismo; pero habiéndose mejorado prontamente, se dilata el dársele por consejo de su madre 52 Como le impelían y forzaban al estudio, y como Dios volvía en bienes sus males 57 A qué estudio se aficionaba mas 58 Del aborrecimiento que tenía al estudio de la lengua griega 64 Oración del Santo á la Majestad divina 66 Reprueba el método que comunmente se observa en la enseñanza de la juventud 68 Continúa reprendiendo el modo acostumbrado de ejercitar á los jóvenes en el estudio 73 Que los hombres ponen cuidado en guardar las leyes y preceptos de los gramáticos, y no le ponen en observar los mandamientos de Dios 75 Que algunos vicios de la puericia pasan también á las otras edades del hombre 79 Da gracias á Dios san Agustín por los beneficios que le hizo en la puericia 82 LIBRO II De su adolescencia, y de los vicios de aquella edad 84 Como á los diez y seis años se entregó á amores impuros 85 Del viaje que hizo á Cartago para continuar allí sus estudios, y de los intentos de sus padres en órden á esto mismo 90 De su hurto que hizo en compañía de otros 97 Que ninguno peca sin algun motivo 99 Que todas las cosas que nos incitan á pecar con apariencia de bien, solamente en Dios es donde son verdaderos y perfectos bienes 102 Da gracias á Dios porque le ha perdonado sus pecados, y porque le ha preservado de otros muchos 107 El gusto de obrar mal en compañía de otros, fue lo que le movió á hacer aquel hurto 109 De lo perjudicial y contagiosa que es la mala compañía 111 Que todo el bien está en Dios 113 LIBRO III Como deseando agradar y ser amado, cayó en los lazos de amor 114 De la aficion que tenía á los espectáculos trágicos 116 De lo mucho que le disgustaba la conducta de los estudiantes de Cartago 122 Como se encendió en amor á la filosofía leyendo el tratado de Ciceron que se intitula Hortensio 125 Le desagradaron las sagradas Escrituras por parecerle que tenían un estilo humilde y llano 128 Del modo con que los maniqueos le engañaron 129 Como se dejó llevar de la doctrina de los maniqueos 138 Explica contra los maniqueos qué pecados se deben detestar siempre 145 De la diferencia que hay entre los pecados, y de la que hay también entre el juicio de Dios y el de los hombres 151 Desvaríos de los maniqueos acerca de los frutos de la tierra 153 Llanto y sueño de santa Mónica acerca de la conversión de su hijo Agustín 156 Lo que un santo obispo respondió á santa Mónica acerca la conversión de su hijo 161 LIBRO IV Del tiempo que empleó en engañar y pervertir á otros, y de los medios que usaba para ello 164 De como enseñaba retórica; de la fidelidad que guardaba á una mala amistad que tenía; y cómo despreció los pronósticos de un agorero 167 Como dejó el estudio de la astrología á que se había dedicado, por consejo de un anciano bien instruido en medicina y física 170 Refiere la enfermedad y bautismo de un amigo suyo á quien él había pervertido, cuya muerte sintió y lloró amargamente 175 Por qué los afligidos é infelices tienen gusto en llorar 180 De lo mucho que sintió la muerte de su amigo 182 Como se salió de su patria por no poder aguantar este dolor 184 Como el tiempo y el trato con los amigos le fueron curando su sentimiento 186 De la amistad humana; y que es dichoso el que en Dios y por Dios ama á sus amigos 188 Como la bondad de toda las criaturas es muy limitada y transitoria, é incapaz de dar quietud y descanso á los deseos del alma 189 Que todas las cosas criadas son mudables; y solo Dios es inmutable 192 Que no es malo el amar á las criaturas, con tal que en ellas amemos á Dios 195 De donde nace el amor 199 Como dedicó los libros de lo Hermoso y conveniente, á Hierio, orador romano, y del motivo porque amaba á dicho Hierio 200 Por estar oscurecido su entendimiento con las ideas ó imaginaciones corpóreas, no podía alcanzar á conocer las criaturas espirituales 206 Como entendió por sí mismo las Categorías ó predicamentos de Aristóteles, y los libros de las artes liberales LIBRO V Excita á su espíritu para que alabe á Dios 218 Que los pecadores no pueden huir de la presencia de Dios, y que debieran convertirse á él 220 De la llegada de Fausto maniqueo a Cartago, su carácter y talento, de la ceguedad de los filósofos que no conocieron al Criador por medio de las criaturas 222 Que solo el conocimiento de Dios hace bienaventurados 228 El atrevimiento on que Fausto enseñaba lo que no sabía acerca de los astros, le hacía indigno de que le creyeran acerca de otras materias 229 Que Fausto era naturalmente verboso, peo ignorante de las ciencias y artes liberales 233 Como se apartó de la secta de los maniqueos 237 Como se partió a Roma contra la voluntad de su madre 241 Como enfermó en Roma con tan grave calentura, que le puso á peligro de perder la vida 247 De los errores en que andaba antes de recibir la doctrina evangélica 252 Como trató y conferenció sus dudas con los católicos 260 Del engaño que practicaban en Roma los discípulos con sus maestros 262 Como fue enviado á Milán por catedrático de retórica, donde fue bien recibido de san Ambrosio 264 Como oyendo á san Ambrosio, fué poco á poco saliendo de sus errores 267 LIBRO VI Como Agustín ni era ya maniqueo ni católico 271 De las viandas y ofrendas que acostumbraban llevar los fieles en África á los sepulcros de los santos Mártires 275 De las ocupaciones y estudios de san Ambrosio 279 Como oyendo predicar a san Ambrosio, entendió la doctrina de la Iglesia, que antes no entendía 284 De la autoridad de los libros sagrados y cuán necesario es el uso de ellos 288 Del infeliz estado de los ambiciosos al través del ejemplo de un pobre mendigo que estaba muy alegre 292 Como apartó á su amigo Alipio de la locura de los juegos circenses 297 Como Alipio se aficionó á la loca diversión del espectáculo de los gladiadores, que él aborrecía antes 303 Como en una ocasión fue Alipio preso por sospechas de un hurto 307 De la bondad y desinterés de Alipio; y de la llegada de Nebridio 312 Trata Agustín de ordenar su vida 316 Disputa de san Agustín con Alipio acerca del matrimonio, y del celibato ó vida de solteros 321 Hácense diligencias de que se case Agustín 325 Determina Agustín de instituir el método de vida común que él y sus amigos habían de observar 326 Toma Agustín otra amiga en lugar de la primera que se volvió al África 329 Como nunca llegó á perder el miedo de la muerte y del juicio 331
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S.XIX-5555 (Navegar estantería (Abre debajo)) T. 1 No para préstamo BH31163

La hoja de grabado xilográfico, retrato de S. Agustín: "E. Planas d. P. Alabern g."

Anteportada

A mano: "A mi compañero José Martínez. Para mejor muestra de fraternidad...Villava 2.VI.47"

Índice LIBRO I Prólogo 5 Reconociendo Agustín la grandeza y majestad de Dios, se enciende en deseos de alabarle 19 Que Dios está en el hombre, y el hombre de Dios 22 Como Dios está todo en todas partes 24 Que la majestad y perfecciones de Dios son inexplicables 26 Pide Agustín á Dios perdón de sus pecados 28 Describe Agustín su infancia, y alaba la eternidad y Providencia divina 31 Que aun la primera edad de la infancia no está libre de pecados 37 Del modo con que aprendió á hablar cuando llegó á la niñez 42 Del aborrecimiento que los muchachos tienen al estudio, amor al juego y temor al castigo 45 Como por amor al juego no se aplicaba al estudio 49 Afligido con una enfermedad pide el bautismo; pero habiéndose mejorado prontamente, se dilata el dársele por consejo de su madre 52 Como le impelían y forzaban al estudio, y como Dios volvía en bienes sus males 57 A qué estudio se aficionaba mas 58 Del aborrecimiento que tenía al estudio de la lengua griega 64 Oración del Santo á la Majestad divina 66 Reprueba el método que comunmente se observa en la enseñanza de la juventud 68 Continúa reprendiendo el modo acostumbrado de ejercitar á los jóvenes en el estudio 73 Que los hombres ponen cuidado en guardar las leyes y preceptos de los gramáticos, y no le ponen en observar los mandamientos de Dios 75 Que algunos vicios de la puericia pasan también á las otras edades del hombre 79 Da gracias á Dios san Agustín por los beneficios que le hizo en la puericia 82 LIBRO II De su adolescencia, y de los vicios de aquella edad 84 Como á los diez y seis años se entregó á amores impuros 85 Del viaje que hizo á Cartago para continuar allí sus estudios, y de los intentos de sus padres en órden á esto mismo 90 De su hurto que hizo en compañía de otros 97 Que ninguno peca sin algun motivo 99 Que todas las cosas que nos incitan á pecar con apariencia de bien, solamente en Dios es donde son verdaderos y perfectos bienes 102 Da gracias á Dios porque le ha perdonado sus pecados, y porque le ha preservado de otros muchos 107 El gusto de obrar mal en compañía de otros, fue lo que le movió á hacer aquel hurto 109 De lo perjudicial y contagiosa que es la mala compañía 111 Que todo el bien está en Dios 113 LIBRO III Como deseando agradar y ser amado, cayó en los lazos de amor 114 De la aficion que tenía á los espectáculos trágicos 116 De lo mucho que le disgustaba la conducta de los estudiantes de Cartago 122 Como se encendió en amor á la filosofía leyendo el tratado de Ciceron que se intitula Hortensio 125 Le desagradaron las sagradas Escrituras por parecerle que tenían un estilo humilde y llano 128 Del modo con que los maniqueos le engañaron 129 Como se dejó llevar de la doctrina de los maniqueos 138 Explica contra los maniqueos qué pecados se deben detestar siempre 145 De la diferencia que hay entre los pecados, y de la que hay también entre el juicio de Dios y el de los hombres 151 Desvaríos de los maniqueos acerca de los frutos de la tierra 153 Llanto y sueño de santa Mónica acerca de la conversión de su hijo Agustín 156 Lo que un santo obispo respondió á santa Mónica acerca la conversión de su hijo 161 LIBRO IV Del tiempo que empleó en engañar y pervertir á otros, y de los medios que usaba para ello 164 De como enseñaba retórica; de la fidelidad que guardaba á una mala amistad que tenía; y cómo despreció los pronósticos de un agorero 167 Como dejó el estudio de la astrología á que se había dedicado, por consejo de un anciano bien instruido en medicina y física 170 Refiere la enfermedad y bautismo de un amigo suyo á quien él había pervertido, cuya muerte sintió y lloró amargamente 175 Por qué los afligidos é infelices tienen gusto en llorar 180 De lo mucho que sintió la muerte de su amigo 182 Como se salió de su patria por no poder aguantar este dolor 184 Como el tiempo y el trato con los amigos le fueron curando su sentimiento 186 De la amistad humana; y que es dichoso el que en Dios y por Dios ama á sus amigos 188 Como la bondad de toda las criaturas es muy limitada y transitoria, é incapaz de dar quietud y descanso á los deseos del alma 189 Que todas las cosas criadas son mudables; y solo Dios es inmutable 192 Que no es malo el amar á las criaturas, con tal que en ellas amemos á Dios 195 De donde nace el amor 199 Como dedicó los libros de lo Hermoso y conveniente, á Hierio, orador romano, y del motivo porque amaba á dicho Hierio 200 Por estar oscurecido su entendimiento con las ideas ó imaginaciones corpóreas, no podía alcanzar á conocer las criaturas espirituales 206 Como entendió por sí mismo las Categorías ó predicamentos de Aristóteles, y los libros de las artes liberales LIBRO V Excita á su espíritu para que alabe á Dios 218 Que los pecadores no pueden huir de la presencia de Dios, y que debieran convertirse á él 220 De la llegada de Fausto maniqueo a Cartago, su carácter y talento, de la ceguedad de los filósofos que no conocieron al Criador por medio de las criaturas 222 Que solo el conocimiento de Dios hace bienaventurados 228 El atrevimiento on que Fausto enseñaba lo que no sabía acerca de los astros, le hacía indigno de que le creyeran acerca de otras materias 229 Que Fausto era naturalmente verboso, peo ignorante de las ciencias y artes liberales 233 Como se apartó de la secta de los maniqueos 237 Como se partió a Roma contra la voluntad de su madre 241 Como enfermó en Roma con tan grave calentura, que le puso á peligro de perder la vida 247 De los errores en que andaba antes de recibir la doctrina evangélica 252 Como trató y conferenció sus dudas con los católicos 260 Del engaño que practicaban en Roma los discípulos con sus maestros 262 Como fue enviado á Milán por catedrático de retórica, donde fue bien recibido de san Ambrosio 264 Como oyendo á san Ambrosio, fué poco á poco saliendo de sus errores 267 LIBRO VI Como Agustín ni era ya maniqueo ni católico 271 De las viandas y ofrendas que acostumbraban llevar los fieles en África á los sepulcros de los santos Mártires 275 De las ocupaciones y estudios de san Ambrosio 279 Como oyendo predicar a san Ambrosio, entendió la doctrina de la Iglesia, que antes no entendía 284 De la autoridad de los libros sagrados y cuán necesario es el uso de ellos 288 Del infeliz estado de los ambiciosos al través del ejemplo de un pobre mendigo que estaba muy alegre 292 Como apartó á su amigo Alipio de la locura de los juegos circenses 297 Como Alipio se aficionó á la loca diversión del espectáculo de los gladiadores, que él aborrecía antes 303 Como en una ocasión fue Alipio preso por sospechas de un hurto 307 De la bondad y desinterés de Alipio; y de la llegada de Nebridio 312 Trata Agustín de ordenar su vida 316 Disputa de san Agustín con Alipio acerca del matrimonio, y del celibato ó vida de solteros 321 Hácense diligencias de que se case Agustín 325 Determina Agustín de instituir el método de vida común que él y sus amigos habían de observar 326 Toma Agustín otra amiga en lugar de la primera que se volvió al África 329 Como nunca llegó á perder el miedo de la muerte y del juicio 331

San Esteban

Bibliotecas Dominicos Provincia Hispania, 2016

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